martes, 7 de julio de 2015

Vino





El viento moviendo las hojas de los árboles, un tronco estático con ramas bamboleando por doquier.
Una botella de vino vacía sobre la mesa y los días siguen igual. No, no saldré hoy, mis pies desconocen caminos y el miedo azota la puerta. Los pocos rayos de sol que entran queman de a poco, sigo el camino que llevan, desde el suelo hasta la ventana. Muevo mi ubicación y el sofá es mi refugio, unas revistas amontonadas en el suelo y los libros tapizando una de las paredes, no puedo seguir así.
Afilo la punta del lápiz e intento escribir con lujo de detalles lo que anoche sucedió. Recuerdo poco, invento menos y maquino ese momento, cuando entraste tan fresca y sin remordimientos, sabias lo que habías hecho pero aun así te sentaste y pediste el vino más caro, quesos y jamones. No viste cuánto te vi. Te veías radiante pero había una nube de desconsuelo, tu mano temblaba cuando sostenía la copa y la bebías a sorbos pequeños, tus ojos distaban de la realidad.
Veía jugar a tus dedos sobre la mesa, no tenían ritmo, querías olvidar.
Me inquieté cuando buscabas algo en tu bolso, lo cojiste como si quisieran robártelo y viste a todos lados, lo abriste y algo te tranquilizó. Me puse de pie y me senté frente a ti, no articulaste palabra alguna y me suplicaste con la mirada que no dijera nada. Tranquilo te complací y me serví un poco de vino. Pasados varios minutos te dije que fuéramos a otro lugar, sin chistar te pusiste de pie dejando el dinero de la cuenta y una muy buena propina.
Caminamos unas cuadras en silencio, apretabas tu bolso. Camine a tu lado y nos dirigimos a mi casa. Sabias bien el camino. Te sentaste en el desayunador, colocaste tus cosas muy cerca de ti, incluso el abrigo. Serví unos tragos y los bebimos en silencio, yo estaba viendo hacia la ventana que cubría una de las paredes, la ciudad dormida daba un poco de tranquilidad. Comencé a desvestirme. Observaste cada uno de mis movimientos y te uniste al ritual. La desnudez es la ropa de la sinceridad. Di unos cuantos pasos y me puse en cuclillas, besé tus pies, tus tobillos, tus muslos fueron acariciados con estricta religiosidad. Subí hasta tu abdomen, no te moviste de lugar. Apreté tus senos con mis manos y me bebí el néctar de tu piel, jamás me acerqué a tu boca. Tu cuello fue mi destino predilecto, lo mordí y mis colmillos se clavaron en tu piel, pude sentir el sabor a sangre que goteaba. Abrí tus piernas con las mías y entré en ti, violentamente, vagamente hiciste algún sonido. Sujeté tus manos y mantuviste los ojos cerrados. El tiempo se hizo eterno y no quería salir, me sentía a salvo dentro de ti, quería que durara para siempre, aún si una única noche fuera para siempre. De a poco me alejaste, me besaste todo el cuerpo y me quemaba tu piel, acaricié tu pelo, tu espalda, tus manos, estar de pie fue lo mejor. Sin darme cuenta nos fuimos al sofá, te sentaste sobre mí y tus caderas fueron el ritmo de una canción jamás escuchada. No pude resistirlo y te besé, mordí tus labios y fue lo último que recuerdo de ti.
Busco en medio de la sala algo tuyo, sólo el viento me acompaña, de nuevo.

lunes, 1 de junio de 2015

Noche de luna

Cuando las hojas de los árboles dejaron de caer pude  salir de casa. Era una mañana fresca, recién lavada por el viento. Cogí mi abrigo y me enrollé en la bufanda. De vista frontal podía ver las montañas que me han acompañado desde la infancia. A lo lejos se dejaba ver una construcción semejante a una iglesia. Alta y blanca, dudo mucho que fuera una casa.

Ana se marchó hace poco, la ropa que dejó aún tiene su olor. Sigo preparando café para dos. Despierto y creo verle, hasta incluso la he escuchado en la biblioteca en donde las horas se le iban como agua cuando se empeñaba en hacer sus investigaciones. –No me parece justo que teniendo los recursos bibliográficos, no los mencione o los cite en las investigaciones. Tu carácter terco quizá fue lo que me enamoró, no lo sé.

Hablabas con voz que no necesitaba elevarse para hacerse escuchar. Movías las manos frente a ti y los demás de la mesa no quitaban sus ojos de tu boca, de tu ser. Hablabas de cine alcancé a escuchar, de cómo el papel de las mujeres sigue trayendo consigo la etiqueta de sumisa y de que si obtiene un papel fuerte el premio se lo dan al director por haberse arriesgado a tan aventurada decisión. Había luz en ti, aún siento el calor de tu cuerpo. Seguí yendo a ese café, era el punto de la rendez-vous con mis colegas, juntos teníamos el proyecto de revisión de cuentos infantiles. Cuando ambas nos pusimos de pie para ir a traer más café, las fuerzas del universo o lo que fuera que haya sucedió en eso momento, nos llevó a vernos. Las conversaciones triviales en la barra de los cafés no se hicieron esperar y como si ya esperase eso respondí a tu pregunta. –Sí, lo prefiero solo, negro, para poder sentir el verdadero sabor (mi intolerancia a la lactosa tampoco es un hecho de dominio público). –Con un poco de leche y canela y tendrás una mezcla casi perfecta me respondiste.

Nos saludábamos como viejas amigas cuando nos veíamos, cada una en su mesa y a sus actividades. Debo encontrar qué hacer con tus ropas. Eventualmente comenzamos a hablar, a llegar antes y compartir la mesa y así descubrimos que casi nos conocemos antes cuando ambas viajamos al interior.

Sabes, nunca te dije que muchas noches despertaba con miedo, salía al corredor y veía hacia el cielo, pasados unos minutos despertaba y volvía a la cama. –Vamos, déjame ver, en serio, quiero ver tu tatuaje, no, no me reiré. –Está bien pero no acá. Así empezó todo.

Noche de cine clásico en tu casa. Era una construcción peculiar, patio interno y las habitaciones alrededor del corredor. Una cocina impresionante. Un jardín en la parte trasera se llevó mi atención completamente, tenía una decoración única, una caída de agua que pasaba por las piedras y las plantas colgantes daban un aire de frescura.

Soul, R&B, Jazz, vino, quesos, embutidos. Cine, conversaciones, libros, miradas, acercamientos, noche estrellada, pantalón azul, cinturón, sueter color zapote, zapatos café y blusa azul.

Las llamadas no tardaron en llegar, el campo de entrenamiento había cambiado y las estrategias ahora eran otras. Te llamaba para quedar para el almuerzo, me llamabas y me contabas los líos en la oficina por uno u otro documento. Unas cajas bastaron para llevar mis cosas a tu casa. Ir a hacer la compra fue un reto, mi gusto por la comida no ha ido tan complicado, cereal-café-chocolate, las 3 c´s básicas en mi dieta. Viajes, vacaciones, reuniones con amigos, juntar a todos fue todo un reto.

Sentí calma, hace mucho tiempo que no a sentía. Podía respirar tranquila. Cuando me regalaste la bufanda creí que había muerto y que estaba en el cielo. Gracias. Los síntomas fueron silenciosos, eso ayudó a que la enfermedad se propagara con mayor facilidad. En algunas ocasiones te quejabas mientras dormías y entonces me acercaba a ti, te acurrucabas en mi hombro y dejabas que Morfeo hiciera bien su trabajo. El doctor dijo algo que aún hoy escucho con la misma voz pastosa de ese entonces: 2 meses o 1 año, es una enfermedad curiosa.

Sentí rabia, no contra ti, contra todo el mundo menos contra ti. Tú lo tomaste como quien escucha llover, salimos y fuimos a tomar un café. Creo aún que estabas en negación pero en el auto me viste a los ojos y me dijiste: no somos eternos en esta presentación, luego seremos estrellas, árboles, viento, aromas. Seremos todos los recuerdos que hoy y ayer construimos.

Quiero tu valentía, salgo al patio y quiero de nuevo escuchar tus palabras seguras, tan carentes de duda y que me sostenían en medio de este mundo.



domingo, 3 de mayo de 2015

Heartless



Del dolor del corazón poco podría decirte, no es como si fuera la primera vez que me duele pero se siente diferente.
Siento que mi pecho se contrae, como queriendo decir algo, como si algo detro de mi se aferrara a mis entrañas, quizás miedo a salir de nuevo, ¿sabes? Como si l bicho que llevo dentro ya se acomodó y aún sin saber cómo llegó, allí ya hizo su hogar.

En otras ocasiones, cuando mi corazón daba señales, yo me llenaba de negaciones y justificaciones que tontamente sólo retardaban el dolor.
Mis manos tiemblan mientras intento explicarte esto, miedo o euforia, todavía no lo sé.
Recuerdo un día estaba soleado. Desperté como a las 8am y revisé mi teléfono celular (como lo hago todas las mañanas) y vi tus mensajes. Me alegré mucho. Conforme iba leyendo mi cuerpo quería salirse de sí mismo; mis pies inquietos exigían corroborar lo que mis ojos leían. “Sin ti-Adiós-Supéralo” son cosas que no se olvidan.

Después de leerlo me quedé un rato más en la cama. La vista perdida en la gotera del techo. Ana se despertó y se sorprendió al verme así. Pasa su mano por mi pecho pero no quiero sentirla, la alejo pero ella insiste y baja la mano a mi entrepierna, conoce muy bien mi talón de Aquiles y juega un rato con mi cuerpo. Siento cómo se mueve en mi parte baja y sin mucho esfuerzo termino en su boca. Se vuelve a dormir y mientras me pongo de pie me limpio con una playera que estaba en el suelo.

Enciendo un cigarro mientras voy a la cocina, la vista desde la ventana me tranquiliza. A lo lejos hay una línea de tren y paralelo se  escurre una carreta muy poco usada. Café a sorbos, dolor, cigarros, la punta de los dedos llevando un ritmo acuoso sobre la mesa. “Sin ti-Adiós-Supéralo

Regresa el dolor en el corazón o en el pecho o en el tórax o en la cabeza. Se ha extendido a todo el cuerpo semidesnudo. Me abrazo y mis manos en mis hombros quieren juntar mis omóplatos. Hay un desierto y mis dunas duermen casi muertas. Flashbacks de tus besos, compartiendo un cigarro en la acera, conduciendo sin destino, la cinta en la casetera. Otro café y mucho ron, el brazo de Ana cuelga fuera de la cama, ronca…no como tú. Pasa un tren, las ventanas llenas de rostros, ajenos a lo que sucede en mí. Me masturbo pensando en ti; lloro, rio, vomito. El dolor en el pecho no se marcha.

Busco mi pantalón y cojo una camisa, en la puerta del apartamento descubro que no llevo zapatos, regreso a traerlos y camino. Poca gente hay por las calles, a pesar de ser un día soleado. Te busco en donde se que no estarás, te llamo sin voz esperando respuesta tuya. Doblo la esquina y hay un anuncio publicitario. Se ve sólo la nariz y la boca, hasta el cuello. Me detengo cuando reconozco tu barbilla, es única, es tuya. Siento escuchar aquella canción y la brisa de tu voz acariciando mi oído derecho. Pronto, una avalancha metálica parece quebrar mis rodillas, unas llantas derrapando y gritos.
 

El dolor del corazón se ha desvanecido. Me siento flotar y escucho un llanto, es Ana; cierro los ojos. “Sin ti-Adiós-Supéralo” 


viernes, 27 de marzo de 2015

Azúcar morena

Camila no pretende detenerse, ya lo ha hecho antes y no soportó el martirio de sus voces interiores recordándoles su misión, una de tantas al final de cuentas.

Se arregla el cabello frente a un auto estacionado, se revisa el maquillaje y se acomoda el bolso cruzado sobre su pecho. Revisa que en los bolsillos lleve su móvil y las monedas para el autobús. “sólo hazlo, sólo hazlo” se repite en cada paso.

-Hola Camila, ¿lo de siempre?, le pregunta José, el compañero de sus cafés matutinos. Le coloca el sobrecito de azúcar morena como a ella siempre le gusta, no siempre lo bebe dulce pero le gusta saber que tiene la opción justo al lado de la taza.

Al sacar su agenda voltea hacia atrás, evalúa el escenario, ha mentalizado tantas veces los supuestos sucesos que cree que ya todo ha ocurrido y que lo de hoy es un recuerdo más, pero hoy es diferente, totalmente diferente.

Se sube el cuello de la chaqueta, respira hondo  y bebe el último sorbo del café. Abre su bolso y saca su arma, dispara a su derecha, hombre caucásico de 45 años, impacto en la sien izquierda, muerto en el instante; disparo al frente, mujer de 47 años, impacto en medio de los ojos, cae su cuerpo frente a su acompañante.

El momento fue el mejor, los demás comensales salían en ese instante, cuando la banda de la escuela pasaba en la calle y los bombos se alinearon a las dos únicas descargas.

José no sabe lo que ha ocurrido, se queda inamovible y ve con angustia y con desilusión a Camila, mientras ella ya ha guardado el arma, la misma que dentro de 20 minutos estará en el fondo del rio.

Noticia de última hora, ataque armado perpetuado en un café del centro; ambos funcionarios públicos que tras una larga carrera en la política se les ha vinculado con la desaparición de 34 menores de edad víctimas de trata de personas. A este acto se le suman otros en donde el modo de operación es el mismo. Quizá nos encontremos en estos momentos ante una ciudadana con aires de justiciera.


…aún no se si deba agradecerle…


lunes, 16 de marzo de 2015

En la noche


La rebanada de felicidad que queda habitando el filo del cuchillo, cuando el tiempo se ha terminado, cuando el reloj ha marcado una hora y debes marcharte.

Coges la ropa del suelo, ajustas los tirantes del sujetador y ves el dinero en la mesa; dinero arrugado y ahora, con sentido. Te acomodas las medias, los zapatos, no miras hacia atrás, es lo de menos.
El frío del viento hace recordar que es el mes de diciembre y las luces en los árboles no te dejan olvidar que es un mes de fiestas y de alegría superfluas. Las familias saliendo a comer juntas, las niñas de las manos de sus padres y los niños saltando cerca de las fuentes. Vitrinas llenas de ofertas y nieve artificial.

-Cariño, llegaré tarde.
-Amor, pero creí…..
-Pero es que me he liado en la oficina y…..
-Bueno, a por ello, te espero.

Hola, y tú…vienes acá muy seguido? Frase ya muy gastada, creo que intentan  ser sutiles. Saben a lo que me dedico y saben a lo que vienen. No hablamos de dinero, esto es diferente. Bebemos, platicamos, no me gusta ir al grano tan rápido.
Unos vodkas y cigarrillos luego y estamos en el hotel a unas cuadras de distancia, le guiño el ojo a J y el sonríe de medio lado.

No quiero saber su nombre, el mío tampoco es importante. Me acomodo en el sofá, espero a que se siente en la cama, que se desnude, que desnude su alma, le veo y me detengo en su pecho, crece conforme respira, ahora ya más calmadamente.
Me acerco y beso su cuello, mis manos en su cintura con la presión suficiente para que se recueste. 

–No cierres los ojos-
Sostenida con sus codos, tiene primera fila para el show. Acaricio sus piernas de los tobillos a sus caderas, afiladas y delicadas, carnosas y tibias. Su vientre está a punto de reventar, su entrepierna es un mar y soy un bucanero iracundo. Vamos, tus playas serán conquistadas y ondearé mi bandera en tu territorio. Veo tus ojos entrecerrarse, pero debes verme, veme bebiendo tu zumo, acariciando tus frutas.
Siento perfectamente cuando tu clítoris cambia de tamaño, clara muestra del juego entre mi lengua y tus tesoros.

-Aún no cierres los ojos-
Sigues en la misma posición y me siento sobre ti, me muevo a mi ritmo y te gusta el oleaje que choca con las rocas. Tu barco está a punto de encallar y sueltas otro alarido, aprietas tus manos a mis caderas, a mis muslos.

Mientras duermes veo tu cabello en la almohada, me acerco a escuchar tu respiración, me gusta el olor de tu piel. Quiero pero….se que no puedo querer, no ahora.
Al despertar ves el café en la mesa y me ves bebiéndolo tranquilamente, la alarma ha sonado y el tiempo llegó a su final, dúchate si gustas pero pronto, debes irte.

Me alquilo para soñar, me presto por instantes y les permito que me sientan de a poco, mi piel es su piel  y mis pensamientos son suyos, de acuerdo a la tarifa.


Salgo y tomo un taxi, voy hacia el lago a las afueras de la ciudad, veo que el sol ha caído totalmente y el parpadeo de la noche navideña abriga muchos hogares, en donde han soñado conmigo en más de una ocasión.


miércoles, 4 de febrero de 2015

Ser sin ser

Una noche helada, el viento presente con las cortinas bailando en las ventanas.
Charla de horas en donde las tazas de café y los cigarros se consumen lentamente.
Hablando de los sueños y de los propósitos que tenemos en este mundo de mil colores.

Voy a lavarme la cara para poder seguir despierta, la conversación realmente me interesa.
Veo en el espejo un rostro que no es el mío, es muy parecido al mío pero tiene unos párpados
diferentes, el cabello está hacia otro lado y mis ojos gritan pidiendo auxilio.

Regreso a la sala y T ha mutado, no soy la única.
Sus cejas han caminado hacia su frente, sus ojos se han hundido. Su cabello
es otro. Pero se que sigue siendo ella.

Las persianas se apresuran contra el vidrio y al sentarme siento que mi cuerpo
se va hacia atrás, sin moverme de lugar.
Cojo un cigarrillo y siento el humo segundos antes de encenderle.
El tiempo se ha perdido en un lugar paralelo y T sigue siendo T sin ser T.

Despierto y veo que tengo mis propias manos, soy yo de nuevo.
T llama por teléfono y me pregunta si puede venir a mi casa a tomar café, que
hace mucho tiempo que no hemos hablado.

Me veo en el espejo, y ahora soy otra, otra vez.


sábado, 31 de enero de 2015

Musa de melena de fuego.

Y si uso tu cuerpo es porque me dejaste hacerlo,
escribir sobre lo que veo en ti es permitirme
vivirte, desde lejos, desde la distancia de los cuerpos y
desde la ventana de la melancolía.

La música que sale de tus ojos, la comisura
de tu boca queriendo decir algo, según yo, pero
ya todo lo has dicho, lo que fue para mi ya fue dicho.

Y si las gotas de lluvia de aquella noche siguen hoy resonando
en mis oídos es porque mujer, me dejaste tu esencia y sobre ella vivo.

Como una hoja que vuela por los aires, fui a posar en tu espalda
y de allí me desprendiste cuando el tiempo fue oportuno.

Ni más ni menos tiempo pero hoy, sigo en ti, o tu en mí.

Más tus manos siguen recorriendo y caminando en mi vientre
en mi estómago que se eriza y que se mueve, a tu antojo.

Seguimos, plural e individual.
Nuestra fue la noche y nuestra la mañana.

Si fue realidad o no, eso no me importa.

Fuimos y eso es suficiente para seguir llevando oxígeno a
las letras que no paran de nacer desde ese lugar al que llegaste
al que llegamos, en la memoria del tiempo, irreal.

Y es así como se siente conocerte, a tientas, a media luz.
No me digas quién eres, mantengo tu sonrisa y tus sonidos
y con eso, vivo un poco mas.


Para Irene

..estrangulo el pedal del acelerador con mi pie derecho, mi mano derecha juega con la palanca y veo el tacómetro rozando las 3,000-4,000 RPM, no me importa, la alerta fué disparada y cuando escuché "mami, no puedo respirar" salió la fiera en mí, lo tomé del brazo, lo metí al auto y mi madre en el lado del copiloto iba tranquilizándolo (imposible hacerlo), escucho su voz suave y agitada diciendo "mami, no me quiero morir"....algo dentro de mi se revolvía, iba pidiéndole a Dios que fuera a mi a quien le estuviera pasando ese tormento, no a mi hijo, no a mi hijo... 1er ataque de asma. a los 5 años y él ya sabe el tormento de luchar entre la vida y la muerte.

allá en junio del 2013

Café, libro, etc

...ese momento exacto de pasar la hoja y ver el final, sin leer esas palabras justas. Pides otro café porque las historias se alargan, la catedral de fondo y las pláticas de las otras mesas son la banda sonora de las letras llenas de mis sueños y pesadillas...
...saboreo las calles tapizadas del ayer, deambulo por las páginas en donde en repetidas ocasiones, son mis historias contadas en otro lugar pero con los mismos personajes...
...soy yo en sus manos, soy yo con sus ojos...

A propósito de Llamadas telefónicas, Roberto Bolaño.

Café frente a las Cadenas de San Gregorio
Valladolid, España 2014.

Navidades

De los recuerdos que tengo de los 24 de diciembre es ir y visitar a mis dos abuelitas, ambas tan alegres, ponche en cada casa, tamales, y los adornos musicales en el Nacimiento que mi abuelita Irene siempre ponía. Cuando veo esos pajaritos saltando por las banquetas, los árboles, pienso en el espíritu aventurero y jovial de ella. 
El olor a guayaba en la casa de mi abuelita Caty nunca lo olvidaré, cada vez que ese sabor abriga mi lengua, la siento decirme "come todo lo que quieras, lo importante es que te guste".
La imaginación y la fuerza de guerreras, la determinación y su entusiasmo, el coraje y su enérgica vocación a amar.

Esa es mi época navideña.


Querida abuela

-el lobo, al verla en el bosque, sintió que su corazón latía rápidamente y el hocico se le secaba, sentía que debía acercarse a ella. Escuchó que iría a casa de la abuela y el lobo, que conocía perfectamente el bosque, se adelantó y llegó antes. Toca a la puerta y la abuela lo ve con desprecio, veía a una criatura no digna. El lobo intentó explicarle que ese sentimiento era fuerte y que lo único que quería era hablar con Caperucita. La abuela lo deja entrar, desconfiada, fría. Le ofrece un té (envenenado) y el lobo enamorado lo bebe pensando que la abuela ha visto el amor que él siente. 

La abuela, se mete en su cama e intenta tapar sus secretos, el reciente y los pasados. Recuerda cuando era joven y en el bosque conoció a un bello lobo. Ambos eran iguales pero los humanos no supieron entender que los NO humanos también aman. Mataron a su amante y ella fue recluida en una cabaña alejada. Mataron el amor de su corazón y algunas niñas que se portaban mal tenían que irle a dejar comida para limpiar sus pecados. 

-Hola abuela, pero qué ojos tan grandes tienes. .....pero qué col....mi.....llos......
La abuela cenó y durmió apaciblemente, una noche más.




Arte

El arte tiene pies y manos, huesos y cascarón, tentáculos y es robusto, es pequeño y es cálido, es frío y es tenue, es violento y acaricia......es grave y percute, brama y ruje, baila y aísla, une y contrasta......es vida y es muerte, son hojas húmedas en llamas.


Creo


No creo en las promesas o en los contratos verbales. 
Creo en tu sonrisa y en tus lágrimas. 
Creo en el brillo de tus ojos y en la luz que me dejaste ver.
No creo en el "hasta siempre" sino que prefiero mil veces el hoy.
Creo en tus manos y tu piel. 
En tu voz de madrugada y cuando el silencio es tu otro idioma.


Grito

En un país en donde gobierna el caos y la paranoia,
en donde muchos creen que las reglas son para romperse,
en donde los uniformados de autoridad son una vergüenza la mayoría de las veces,
en un lugar acostumbrado a gritar e insultar antes de dialogar.

En un lugar con gente egoísta y sin respeto por la vida,
en donde debes ver para abajo para no ser testigo de una agresión y luego tengan que agredirte.

Aún así, el cambio se puede lograr, cambio para mejor...eso quiero pensar.



DiCoToMiA

Las definiciones que nos separan nos hacen vivir en cavernas; el que salió y trajo el mensaje, el que lo escucha, el que sale y no regresa y el que se queda y no quiere saber nada.
Las diferencias que tenemos como seres humanos, en armonía con la naturaleza, tendrían que ser nuestra fortaleza para vivir mejor.
Respeto y tolerancia.

Ese estado permanente de competencia que nos alejan y nos
agrietan los pies, los ojos, las manos.


Homme

Su nombre no importa, sólo lo vi mientras pasaba frente a mi y su hermosura irradiaba por sus poros, nuestros ojos se cruzaron y me vi con él, en un futuro bello.

Una playa y el viento frío rompiendo las olas en las piedras, los árboles agitados y una breve llovizna partiendo el paisaje.
Su mano junto a la mía, bebiendo vermú y sabiéndonos tan cercanos y tan íntimos.


Su espalda desnuda, duerme boca abajo, duerme tranquilo
Me recuesto de lado y veo un camino con dunas lentas, fuertes, secas.
Cicatrices y lunares otoñales.

Le beso y los cuervos de mi cabeza revolotean, 
sus ojos se abren y me ven, sus párpados pesados
por las noches con mil lunas, su cabello de nieve
me tranquiliza, al fin, dejo de huir.

Hablamos lo que sale de nuestro corazón, la chimenea nos alienta.
Nos cuidamos y nos dejamos ser, como dos almas comprendiendo
que vivir es amar, que vivir es ser y dejar ser.

73 y 28


viernes, 30 de enero de 2015

Entre remolinos

Para calmar los deseos, muchas veces hacemos acopio de la expropiación del decoro
para así correr desnudos en el bosque de la verdad, de la verdad absoluta.

Levantar las faldas del rencor y jugar con las ramas.

Siguiendo ese boom que palpita, que retumba desde las plantas
de los pies y sale por los dedos de las manos hasta enredarse en
las nubes de aluminio.

Correr es sencillo, lo complicado es desnudarse, por vez primera,
frente a la mirada de los presentes, llenos también de deseo.
Una a una van las prendas haciendo alfombras y cortinas,
ese maquillaje corporal ha dejado de ser y como recién nacido,
las mejillas están sonrosadas.

Una mano se acerca a un hombro, una boca a una espalda
una pierna a una cadera, una nuca presa de unos dientes.
Fluidos, gemidos, gritos, risas, llanto, canciones.

Hay un momento en donde los cuerpos dejan de moverse,
extenuados y satisfechos, yacen uno al lado del otro.
Sólo viéndose a los ojos se reconocen, toman sus ropas y
comienzan a alejarse, uno a uno.




jueves, 29 de enero de 2015

Viento

Esa fuerza que despeina, que desnuda el alma y la muestra tal y como es.

Esa fuerza que te hace entrecerrar los ojos y abrir el corazón
que te hace buscar refugio pero no dejas de ver a la ventana, porque
sabes que ese ser, sin ser, está fuera y tiene fuerza.

Esa fuerza que alborota a los árboles, que camina llevándose
a las nubes a otras tierras, a otros ojos.

Esas marchas plagadas de bufandas y de abrigos y de manos entre los
bolsillos pero que al final lo que quieren es asirse de esa mano amiga que
comprenda que todo está bien porque el viento es sabio y sabe lo que hace y sabe
lo que quieres y lo que necesitas en ese momento, en ese momento
de correr hacia un farol y verlo,
ver que la luz se quiebra en ese punto inmediato
en que las ráfagas cruzan la línea entre lo real y lo fantasioso.

Ese viento que baila con los cabellos, los compone, los enhebra
y los hace tejerse en un chal eterno, llevándose las lágrimas y dejando las sonrisas
de complicidad porque te acercas a tu acompañante, bien sea real o no,
bien seas tu o no.

Eres las partículas de oxígeno, eres ese milímetro de energía que recorre
las espaldas de los valientes que caminan por las calles en busca de la
adrenalina de retar al ser misterioso y fuerte y visto sólo cuando reacciona
ante los demás,
VIENTO, SOMOS VIENTO.



Sonido acuoso

El sonido que proviene de tu espíritu
tu alma baila y canta.

Hay una danza de hadas y ninfas en tus pulmones
un jardín con margaritas y flores silvestres.

Las aguas bajan desde las montañas que el
tiempo ha delineado perfectamente imperfectas.
Los pinos meciéndose y las ramas vibran con
el viento que acaricia viniendo del norte.

Eres naturaleza y eres todas las voces,
las piedras afiladas y los barrancos,
las cuevas y las playas,
tu cuerpo es la vida misma.

Dedos inquietos llenos de curiosidad
y con el ceño fruncido investigas a tientas,
te sorprende lo que encuentras,
es el reflejo de ti en los mares.

Tus cabellos se funden con los pastos
y tus piernas son los fuertes troncos que
sostienen a la noche y las luces del cielo.

Eres agua que sosiega y repara,
que escucha y que reflexiona,
eres el movimiento y la paz,
tienes ese sonido acuoso saliendo por tu boca.



jueves, 22 de enero de 2015

Sujetos


El efecto del sujeto Y sobre el X es un tanto indeterminado. Sujeto X camina de manera constante, ve a sujeto Y y su andar cambia de súbito; sujeto Y sonríe y X no sabe qué hacer, sujeto  Y habla y sujeto X no sabe qué hacer.

Sujeto X pasa las noches pensando en las reacciones que tendrá cuando sujeto Y aparezca; por la mañana se siente seguro y sale a la calle, ve a sujeto Y y la historia se repite. Sujeto Y conoce los efectos sobre sujeto X y a modo de entretenimiento se acerca, le dice al oído: ¿Me has imaginado sin ropa, no es así? Sujeto X se sonroja y sus piernas tiemblan, su voz le traiciona y sale un sonido gutural, primitivo; sujeto Y se aleja y el viento acaricia su cabello dejando una estela de aroma.

Sujeto X sabe que esa noche será diferente, planea acercarse a sujeto Y y hacer lo mismo o algo parecido. Sabe que a las 0800hrs sujeto Y pasará por el kiosko de las revistas y al encender su cigarrillo girará su cabeza a la derecha, guardará el encendedor en el bolsillo derecho y cojerá el periódico con la izquierda, el frio le obligará a llevar las manos en los bolsillos, lo que facilitará su tarea.

Sujeto X se despierta a las 0600hrs, abre el grifo y se enjuaga los ojos, no necesita espejo, él dice conocerse. Toma su abrigo y camina hacia la banca cerca del kiosko de las revistas. Sabe que desde allí sujeto Y no le verá. Enciende un cigarro tras otro, no por nerviosismo, sabe bien lo que ocurrirá y se entretiene viendo pasar a la gente a su alrededor.

0800hrs, sujeto Y se acerca al kiosko y todo sucede como sujeto X lo pensó. Sujeto Y, luego de comprar el periódico, se aleja, sujeto X le sigue, a 3 pasos de distancia. Dobla en la esquina de la calle R y sabe que el sol allí no es querido, apresura el paso y con sus manos huesudas aprisiona los brazos de sujeto Y y este sin moverse, no expele ni una sola palabra; acerca su rostro al cuello de sujeto Y y huele sus cabellos, sus cuerpos se encuentran ya muy cerca que sujeto X siente su sexo palpitar.     En esa posición permanecen hasta que sujeto Y se da la vuelta y con su mano derecha le toma el rostro y con la izquierda empuña el sexo de sujeto X, le lame los labios sin siquiera cerrar los ojos y sujeto X suelta una lágrima. Se apresuran hacia el portal que tienen enfrente y sujeto X le desabrocha el pantalón dejando ver que su sexo también palpita, lo succiona y lo lame y lo muerde y lo besa y lo lame y lo succiona. Sujeto Y hace un sonido gutural, primitivo y sus piernas tiemblan.

Sujeto X se aleja, enciende un cigarro inclinando su cabeza hacia la derecha y guarda el encendedor en su bolsillo derecho.

sábado, 17 de enero de 2015

Del mundo

Ser conscientes del mundo.
Ser sensibles al mundo, a sus alegrías y a su sufrimiento.
Derramar lágrimas por los ríos que se crecen o que se secan.
Mitigar el dolor con un llamarada del suelo, beber la grama con las manos.

Caminar por espacios eternos, negros, humeantes y pensantes.

Del risco que divide los sueños con la realidad, una realidad afeada por las guerras, por las ideas de poder, por el sentido de pertenencia y de poder. Saltar y liberarnos.

Los sueños corrompidos por la paz, esa paz que hiere en medio del caos.
Esa paz que llena de esperanza los cuerpos tibios, los que son vomitados de las ciudades.
Las ciudades infestadas de violines y de pianos y de arrullos de niñez.

Del mundo poco sabemos, la ignorancia es buena arma para vivir tranquilos.
Verle a los ojos y decirle: Vida, eres un fiasco como hogar. Culpar a las tierras y no a sus habitantes.

La melancolía tapiza las paredes de lo ajeno porque nunca diremos cuan tristes realmente estamos, no señor, eso es de débiles.
Lloramos a solas porque así el alma se libera de lo absurdo; a solas, las lágrimas juegan con las mejillas, con el cuello, con el pecho, hacen malabares y danzan en la panza, visten las piernas y llegan a los pies.....las manos alzadas y riendo,  con las palmas abiertas sentimos, realmente sentimos.

La guía que sale del güisquil de la verdad, se teje con honestidad, con firmeza, con cariño.
Libertad, te aguardamos en la esquina de la ciudad, allá en donde los atoles y los panes llenan las barrigas de las hormigas con anteojeras.

Tecomates llenos de esperanz
a y sabiduría de los abuelos, sólo así podremos vivir con amor/sufrimiento/aprendizaje.

A veces, preferiría la ignorancia. Pero sólo a veces.