miércoles, 4 de febrero de 2015

Ser sin ser

Una noche helada, el viento presente con las cortinas bailando en las ventanas.
Charla de horas en donde las tazas de café y los cigarros se consumen lentamente.
Hablando de los sueños y de los propósitos que tenemos en este mundo de mil colores.

Voy a lavarme la cara para poder seguir despierta, la conversación realmente me interesa.
Veo en el espejo un rostro que no es el mío, es muy parecido al mío pero tiene unos párpados
diferentes, el cabello está hacia otro lado y mis ojos gritan pidiendo auxilio.

Regreso a la sala y T ha mutado, no soy la única.
Sus cejas han caminado hacia su frente, sus ojos se han hundido. Su cabello
es otro. Pero se que sigue siendo ella.

Las persianas se apresuran contra el vidrio y al sentarme siento que mi cuerpo
se va hacia atrás, sin moverme de lugar.
Cojo un cigarrillo y siento el humo segundos antes de encenderle.
El tiempo se ha perdido en un lugar paralelo y T sigue siendo T sin ser T.

Despierto y veo que tengo mis propias manos, soy yo de nuevo.
T llama por teléfono y me pregunta si puede venir a mi casa a tomar café, que
hace mucho tiempo que no hemos hablado.

Me veo en el espejo, y ahora soy otra, otra vez.